“Si quieres cambiarlas cosas, no hay que
rendirse jamás”
El jueves tuve la oportunidad de
disfrutar del preestreno de la nueva película de la factoría Disney como es Tomorrowland – El Mundo del Mañana, un
largometraje muy interesante sobre el mundo que se nos avecina y también que no
hay que rendirse nunca si quieres cambiar las cosas.
El director de este blockbuster es
Brad Bird (24/09/1957, Kalispell,
Montana), famoso por realizar películas de animación de Disney como Los Increibles (Oscar 2005) o Ratatouille
(Oscar 2007), además de dirigir la cuarta entrega de Mision Imposible. La
cinta reúne los ingredientes necesarios para ser un auténtico blockbuster
con el que los espectadores iniciarán un emocionante viaje cargado de
aventuras.
A partir de
aquí comienza la crítica SIN SPOILERS:
Unidos por el mismo destino, una
adolescente inteligente y optimista llena de curiosidad científica y un antiguo
niño prodigio inventor hastiado por las desilusiones se embarcan en una
peligrosa misión para desenterrar los secretos de un enigmático lugar
localizado en algún lugar del tiempo y el espacio conocido en la memoria
colectiva como “Tomorrowland”, y así salvar a la Humanidad.
Aunque ya estamos más que
acostumbrados a mundos imaginarios de este calibre, este fantasioso lugar huye
de las tendencias actuales y está más cerca del mundo de Oz que de las ciudades
oscuras como el Gotham de Christopher Nolan en la trilogía de “Batman”. Entre estos deslumbrantes e impolutos
edificios el espectador más avispado podrá descubrir la Ciudad de las Artes y
las Ciencias de Valencia.
Disney sigue fiel a sus principios
y continúa decantándose por una propuesta optimista. Al contrario que otras
obras, como “Fahrenheit 451” de François
Truffaut o “Terminator” de James Cameron, donde se ofrece una visión más
oscura del futuro, en el que los humanos están destruyendo el planeta. “Tomorrowland” apuesta por ofrecernos
un ápice de esperanza. Como si de una nueva corriente se tratase, al igual que
ocurre en “Interstellar”, nos pide que tengamos fe en la humanidad, nuestro
mundo puede salvarse de la destrucción. La decisión está en nuestra mano,
somos la esperanza y la clave es la imaginación.
A pesar de ser un producto con clara
vocación Disney, destinado especialmente a un público infantil, quedaréis
atrapados por su magia si sois capaces de entrar en su universo. No se trata
de una obra maestra, ni vamos a negar su carácter puramente comercial, pero
cumple su cometido y nos ofrece dos horas de entretenimiento cargado de
ciencia ficción y acción, con un trasfondo social que nos puede hacer
reflexionar.
En cuanto a los aspectos técnicos
son bastante espectaculares sobre todo a nivel visual, pero vamos a ir poco a
poco con cada aspecto. Los Efectos
Visuales/Fotografía son realmente maravillosos con esos mundos futuristas
con el que todos soñaos alguna vez, lleno de inventores, aparatos chulísimos y transportes
voladores, un mundo donde los soñadores nunca se rinden y hacen que cada
espectador se identifique con cada uno de ellos, porque cada uno de nosotros tenemos
un soñador dentro de nosotros. El
Guión/Dirección es magnífica gracias a la mano de Brad Bird que es un espectáculo
haciendo animación y creando mundos alternativos donde poder prosperar como
seres humanos. Además se ha rodeado del guionista
Damon Lindelof (“Perdidos”) con el que la pareja hace un despliegue de imaginación
y una historia llena de emociones y mundos futuristas.
A nivel interpretativo mantiene el excelente listón con el que
cuenta en su apartado técnico. Britt Robertson y Raffey Cassidy suponen un
descubrimiento para los espectadores que disfrutarán de su solvente labor.
Mención especial merece la pequeña Cassidy, que ilumina con su mirada cada
uno de los planos en los que aparece. Todo ello capitaneado por un
intachable George Clooney (“Gravity”),
acompañado de un descafeinado Hugh
Laurie (“House”) que no termina de convencer.
Finalmente, tenemos ante nosotros
uno de los Blockbusters del año gracias a la dirección de Brad Bird, con un
despliegue visual increíble y lleno de emociones y con el objetivo de no
rendirse jamás. Hay ante nosotros una ciudad futurista donde hace volar nuestra
imaginación y cada espectador puede crear su propio mundo y conseguir nuestros
propios objetivos.
Lo mejor: Britt Robertson y Raffey Cassidy, Efectos Visuales, El
Guión
Lo peor: Hugh Laurie, Viajes a Tomorrowland (aunque es relativo
pero marea un poco)
Nota: 7/10