“Una historia donde nunca hay que rendirse si queremos conseguir
nuestras metas”
Una historia real basada en la historia de Maria Altmann,
una mujer que luchó durante años por recuperar unas pinturas de Gustav Klimt
robadas por los nazis, y que durante generaciones pertenecieron a su familia.
Una historia de lucha y superación por conseguir lo que es suyo y no parara
hasta conseguirlo.
Una película que cuenta lo ocurrido en la segunda guerra
mundial donde el robo de obras de arte para el Fuhrer era lo habitual. En la
actualidad todavía hay unas 100 mil obras que sus dueños originales todavía no
han sido devueltos a sus legítimos dueños.
A partir de aquí comienza la crítica SIN SPOILERS:
Maria Altmann (Helen
Mirren), una mujer judía que huyó de Viena durante la II Guerra Mundial
(1939-1945), sesenta años después regresa para reclamar las propiedades que los
nazis confiscaron a su familia, entre ellas la célebre obra de Gustav Klimt
'Retrato de Adele Bloch-Bauer I'. El joven abogado Randy Schoenberg (Ryan Reynolds) la ayudará en esta lucha ante el
gobierno austriaco y la Corte Suprema de los Estados Unidos. Al mismo tiempo,
Maria deberá enfrentarse a las terribles verdades de su pasado.
Los ingredientes que ofrece el argumento 'La dama de oro', por lo menos
sobre el papel son interesantes, a saber: basada en una historia real, obras de
arte, trasfondo de la Alemania nazi, el robo de un cuadro a una familia judía,
la lucha por recobrarlo de su legítima dueña y una demanda internacional que
enfrenta a dos países. Todo ello, sumado al consumado talento de Helen Mirren
como protagonista, hace que sobre el papel, este filme sea cuanto menos
reseñable. En la práctica es distinto, y al poco de adentrarnos en el viaje que
propone el filme, uno se pregunta si esta historia era verdaderamente
interesante más allá de la anécdota.
Aquí no veremos ningún campo de concentración. Lo que sí que
veremos es a los Nazis robando las pertenencias de familias, poniéndolas en
museos y negando su devolución a los herederos de dichas familias. Estos individuos,
que parecía haberse ido con el fin de la Guerra y los juicios de Nuremberg, seguían
impregnando algunas instituciones allá por los años 90. Les defino así porque,
aunque no empuñasen armas, seguían negando los acontecimientos y negando
derechos humanos.
Simon Curtis con este
primer largometraje, consigue que los espectadores queden impresionados con la
fabulosa historia de Maria Altman contra el gobierno austriaco como americano
que no la ayudaron a conseguir un cuadro de su familia y gracias a la ayuda de
un abogado, consiguió su objetivo y demostrar a la justicia que luchando y con
dialogo y perseverancia se consiguen las metas que tenemos cada uno de
nosotros.
Durante el metraje habrá momentos de flasbacks históricos
ambientados en la Alemania nazi, donde el filme gana enormemente en ritmo
al ofrecernos unas escenas con mayor urgencia y peligro que las desplegadas
durante el resto del montaje. Son en estas escenas donde más vemos el porqué de
la historia que se nos cuenta, y habrán algunas verdaderamente interesantes
en cuanto a ritmo y tensión, que hacen de buen contrapunto con el resto del
filme, más situado entre los tribunales y las tribulaciones.
Los momentos de investigación por parte del abogado al que
encarna Ryan Reynolds son también uno puntos a favor del filme, sobre
todo a los detalles que irá descubriendo por su cuenta para montar la demanda
con la que devolver el famoso cuadro a su legítima dueña. Su relación con
Mirren es bastante convincente por lo general, y pese alguna escena algo
floja del actor (no encontré el punto de inflexión de su personaje que hace que
cambie su actitud a mitad del filme), no está mal construida esta pareja en
pantalla.
En cuanto a los aspectos técnicos hay mucho y muy interesante
a comentar, empezando por el Guión creado
por Alexi Kaye Campbell donde ha
entramado una pieza histórica contando una historia de superación y lucha por
lo que es suyo y de una familia a la que los nazis quitaron todo. Una parte de
la historia donde todavía hay miles de obras que no han sido devueltas a sus legítimos
dueños y esta película cuenta uno de los casos más importantes de la historia y
del arte. La Fotografia/Efectos Visuales
es realmente maravillosos como combinan los paisajes actuales de EEUU y Austria con los paisajes de la II Guerra
Mundial para dar más dramatismo a la trama y meternos en los ambientes de la época.
A nivel interpretativo hay que destacar a una incombustible
Helen Mirren que lo hace de manera maravillosa y un Ryan Reynolds con mucha
complicidad con su compañera de reparto y mucha química entre ambos. Por otro
lado la interpretación de Daniel Bruhl también es bastante interesante pero
bastante escasa respecto a los dos anteriores, pero con su importancia dentro
de la trama. El resto de interpretaciones son meros personajes metidos en una
cita con la historia, nazis y obras de arte robadas durante la guerra.
Maria Altman (Helen
Mirren): ya no nos sorprende la polivalencia de esta actriz para
interpretar papeles de todo tipo, porque se adecua a ellos de manera sorprendente
y calar al espectador. En el largometraje interpreta a una mujer judía que tuvo
que huir de Viena tras la invasión nazi y que lucha por recuperar un cuadro de
Gustav Klimt - Adele Bloch-Bauer,
que se da el caso que es el retrato de su tia.
Randy Schoenberg (Ryan Reynolds): después de verle en los últimos años
como Linterna Verde de la factoria Dc y de policía cazando todo tipo de
criaturas, ya era hora de hacer un papel con tanta madurez, sentimiento y
fuerza de voluntad como el de este film. En la película interpreta a un abogado
que ayuda a María a conseguir que el cuadro vuelva a su dueño y para ello removerá
cielo y tierra para conseguirlo hasta el punto de lidiar con los estamentos más
poderosos del gobierno para no provocar un conflicto internacional.
En definitiva, tenemos un largometraje muy bien montado
donde vemos a una Helen Mirren inconmensurable y un relato que no solo gustará
a los amantes de la Historia, sino a todos aquellos que tengan un mínimo de
sentido común y no sean partidarios de los olvidos voluntarios ni del
relativismo moral. Un gran Guion, unas muy buenas interpretaciones, un ritmo
excelente. Emociona, impacta y conmueve a partes iguales.
Lo Mejor: Ryan
Reynolds y Helen Mirren, el Guión
Lo Peor: poco
protagonismo de Daniel Bruhl y demasiado flashbacks que hacen perderte en l
historia.
Nota: 7/10
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